-Por aquel entonces yo tocaba el bajo y las titis se abalanzaban a mis jodidas piernas. Buenos tiempos chico, donde la coca era baratita, de calidad y los capullos morían rápido, pagando un par de pavos al latino más cercano. Mi grupo se llamaba Bitchmode. Esto se nos ocurrió una desfasada noche de alcohol después de que una chavala entrara en fase y follara con todos. Qué cosa, era como un conejillo de Duracell, el de ahora, tan blanquito y veloz. Empezamos tocando en la casa de adinerados drogadictos. Les llevábamos la mercancía y tocábamos, de puta madre.
-Seguro…
-Pero hijo de
puta, créeme. Nunca escucharás nada igual. Saco mi bajo, el amplificador, y los
enchufo, verás.
Mis antiguas púas,
tan desgastas, en mis delgados dedos, haciéndolo otra vez. Un insensato que
ahora me mira estupefacto. Él no lo sabe pero en unos minutos los somníferos harán
efecto en su bebida, una tónica…
-Tenía una chica,
que me amaba, sabes. Ella era dulce, risueña y tenía un precioso rostro. Su
padre era un teniente de la marina trabajando en un submarino. Una chica muy
formal, y acabo conmigo. Rompió el corazón de su padre al saber que estaba con
un sujeto como yo: drogadicto, camello y bajista. Esto último le molestaba
especialmente porque con ello sabía el resto, según él. Nunca lo supo con
certeza hasta que su pequeña murió de sobredosis. Yo la avise, que no podía pagar
sus drogas. Cambió y nada le preocupaba. Así que se involucró con los yonquis
de la calle Isaac Albeniz. El ilustre músico, sí. Su calle llena de escoria. Y
digo escoria por su actitud a la hora de vender la mercancía. La peor de todos
los barrios de por aquí. Ésta gente se la tiraba y le daba un par de gramos al día.
-¡Ey, chico! No
te duermas cabrón.
¿Sabéis quien es
el hijo de puta al que intento matar? Obviamente no lo sabréis ya que es un don
nadie. Estoy comenzando en esto del asesinato. También toco en un local. Allí
es donde nos encontramos, donde morirá. Digamos que este pequeño mamoncete robó
a un negro. Este señor negro es un simple vende CD’s. Pero en su país era no sé
qué mierdas de alguien importante. Lo importante, tiene dinero. Me pago para
que matara a este idiota que le robo unos discos de The Black Keys, muy de moda ahora mismo. Pidió que le decapitara y
lo grabara. Menudo bestia el negro.
VIDEO
-¿Por qué te
mueves de un lado a otro? Soltó una carcajada de negro.
-Ya sabes Jimmy,
el whisky y tal.
-¡¿Pero qué
haces!? Estás muy loco jagjagjag
-Bueno Jimmy, no tenía
nada más que la máquina de cortar queso del almacén.
-¡Una puta carnicería
desgraciado!
-Sí, me costó
bastante limpiarlo…
-Amigo, amigo,
eres la hostia. Te recompensaré, ten.
[Me da un disco
de Camela, de los antiguos]
-(Puto negro
agarrado)
-Se lo enviaré a
toda mi familia, les encantará jagjagjag
-Les gustará que
te acuerdes de ellos.
Mil pavos que
irán a la hipoteca. Pero bueno, si me hago un par más este mes me daré algún caprichito.
Creo que todo empieza a ir bien, en su sitio.
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